-¿Hay cuestiones en las que hayas cambiado radicalmente tu forma de pensar?
Pero
depende la edad, yo tengo 50 años, y este país… Yo pasé por lo menos ya tres
crisis de este país. Por eso, cambiar, depende en qué. Yo no fui a la guerra de
Malvinas por dos años, les dije casi al pasar: yo hice la colimba en el ’83, la
guerra de Malvinas fue en el ’82, hice la secundaria en la dictadura. En el ’89
yo estaba en Buenos Aires, en el 2001 también estaba en Buenos Aires. Entonces,
cambiar, respecto de qué, en qué época…
-¿La primer crisis cuál sería?
La
dictadura. La última, que ojalá sea la última. Por eso digo, a mi generación nos
quitaron una década de expectativas de vida. Pasaste de Malvinas, dictadura, el
’89, el Menemismo, el 2001, en términos estadísticos tenemos diez años menos
eh, de expectativas de vida. Esto es sociología. Les decía en el bloque
anterior que creo que uno puede cambiar y sí, he cambiado. He cambiado mi
conducta, he cambiado mis reacciones y he cambiado en mi forma de pensar. Me he
vuelto mucho más tolerante. Incluso por ejemplo respecto de la amistad. Uno
puede tener una noción de amistad como muy fuerte, en la cual uno dice “a la
primera que me hacés, listo”, pero uno se vuelve más tolerante en ese
punto…pero no sé si es eso lo que estaban pensando.
- Sí, tiene que ver…
Pero
¿en qué estaban pensando concretamente? Yo he cambiado en posiciones
filosóficas, fui muy afrancesado. Muy afrancesado. Después cambié, me hice
continental, después abrevé en la filosofía analítica, después dije “soy
irlandés”. Católico en un mundo protestante, puedo mirar desde determinada distancia
a todo el mundo. Y este es uno de los capitales que tenemos y que nadie se
termina mucho de dar cuenta en América Latina. No somos ni Heidelberg, no somos
París, no somos Berlín, no somos Nueva York, no somos California, no somos
Oxford, no somos Cambridge. Podemos tomar de todos lo que mejor nos conviene a
nosotros. Entonces sí, he cambiado, tengo una posición metafilosófica, o sea, en
algún momento era afrancesado nietzscheano, en otro momento después fui
trascendental y ahora mi impresión metafilosófica es más rortiana, metapragmatista,
la meta-filosófica, sobre qué considero que es la filosofía. He cambiado sobre
lo que considero que es la filosofía, sobre lo que considero que es el arte…en
ese punto es como un sistema realizable de creencias y uno va viendo que va
cambiando. He cambiado en lo que considero que es el amor, lo que es la pareja, sobre las expectativas
que uno puede tener para la vida “felíz”, como preguntaban antes. He cambiado
mi percepción sobre lo que es Santa Fe, sobre lo que es la filosofía en Santa
Fe, a partir de conocerlos a ustedes; me refiero no a ustedes en específico
sino a tener relación con los estudiantes de acá y con los colegas que están
acá. He cambiado mi percepción sobre lo que es la relación Santa Fe-Buenos
Aires, pero porque ha cambiado la relación. Hace 27 años Buenos Aires era Nueva
York; hoy es, bueno, ahí donde están los porteños.
- Por ahí esta inquietud nos había surgido a
partir de un relato de un viaje que hiciste en una clase…
Lo
pensé, pensé que a Fernanda le había impresionado eso y por eso decidieron
invitarme. Pero eso, tiene que ver con una hermana chicos. La que abre la línea
a Oriente es mi hermana, y he cambiado a partir de que viajé a Oriente mi
relación con mi hermana. Porque viajé a Oriente por una insistencia de ella y
eso me ayudó a entenderla. Y eso me ayudó a entender la relatividad de todo. Eso
sí, obviamente te cambia,algo de lo que
hablábamos en su momento, como cualquiera que haya podido tener una experiencia
similar en Bolivia, aunque sea. Somos un país que tiene agua potable, comida y
espacio suficiente para que todos vivamos bien. No tenemos ni idea de la que se
viene. No tenemos ni idea. Lo que pasa es que esa radicalización que te lleva
ese cambio, se te olvida. Se te olvida tanto que ni siquiera pude darme cuenta
que la pregunta iba por ahí. Viajar es distinto a hacer turismo, el veneno de
viajar por esos lugares es que después decís viajar es esto: que se te rompa
la cabeza contra la pared. Después lo otro es turismo, vamos a Europa, dale
dale, vamos a Estados Unidos. Rusia no sé, Rusia es como que está la madre
Rusia, bueno… China, y el resto del mundo es…¡se te rompe la cabeza! Entonces a
partir de ahí sí, ciertas cosas que creo que a nosotros nos convocan
filosóficamente si se quiere, certezas que nos funcionan de manera absoluta
muestran que son totalmente relativas. Y se acabó. Y se acabó quiere decir: Y
SE ACABÓ. Arreglátelas. Sería casi como… ¿viste lo que enseña Derrida? Bueno
ese es el mundo de la vida de todo el sudeste asiático, de la India, es eso.
Viste lo que te enseña Heidegger, bueno eso es el budismo que vive Tailandia,
que es de los países más funcionales al capitalismo. Porque es budista. Y
porque eso lleva mucho al egoísmo. Porque te importa tu propia salvación. “Ah,
qué bueno, pero ¿el budismo no es bueno?” Sí, claro, para vos es bueno, para
uno mismo es bueno. Por eso hay toda una serie de cuestiones que implica decir:
qué implicaría ir a visitar una sociedad que es politeísta. Y eso es como decir
“Ahh..¿y hacen orgías ahí ?” No, es otra cosa. ¿Qué? Y empezás ahí a chapullar
en el lenguaje. Adoran a este, adoran al otro, están con los muertos… Y ¿cómo
viven? No, pero ¿cómo vivimos nosotros? Y ahí sí, obviamente eso te cambia. Te
cambia en el sentido de…
- Te des-centra…
Pero
entonces eso te hace tolerante. Entonces empezás a entender realmente algunas
cuestiones de política internacional pesadas, en relación con la cultura. Cosas
que en filosofía yo las planteo permanentemente, porque todo el curso está
planteado tipo: ¿Qué hacemos con el que tiene otras costumbres que para
nosotros son inaceptables? Ablación de clítoris, por ejemplo, que tiene que ver
con la dominación masculina que acá también existe. No es que no exista acá eh,
acá también existe. Pero decimos “eso no lo hacemos, no, eso no lo hacemos, no
sabemos los hombres de qué se trata”. Otra cosa es decir “sabemos de qué se
trata y vamos a cortar, con la dominación masculina y con eso”. O, bueno, las
sociedades altamente codificadas del sudeste asiático donde, de nuevo, una
mujer separada no puede volver a vivir con la familia. Y es rechazada por toda
la comunidad, se le cierra. Chicos, o donde los intocables de la India para que
el hijo pueda pedir le arrancan los ojos porque así tienen una deficiencia
corporal y es habilitado para pedir limosna. ¿Qué hacemos? ¿Qué decimos? ¿Con
qué derecho opinamos? Entonces ahí toda la filosofía occidental empieza a tomar
una especie de relatividad. Entonces listo, hay que volver a pensar ciertas
cosas que parece que ya estaban claras, pero eso es, obviamente, si tenés la
experiencia, pero la experiencia la podés tener en el barrio hindú de Nueva
York, qué se yo, no sé si hace falta viajar…
- Sí, ahí entramos también en la arena movediza
que es la fundamentación de los valores, de la ética, que es siempre un problema
para la filosofía.
Para
mí no. ¿Estás con la revolución francesa o no? Y después el tema es cómo lo
llevás a cabo. Es simple.
- Bueno pero ¿y si no?
Voy
a discutir con vos porque no estás con la revolución francesa, no voy a
discutir con los indios o los chinos. Primero voy a discutir con vos. ¿Por qué
no crees que la revolución francesa es lo mejor que haya pasado? Perfecto,
discutamos eso. A partir de ahí vemos. Pero yo no tengo ningún lugar a dudas de
que las mujeres son tan seres humanos como los hombres. O incluso más seres
humanos que los hombres. Y eso debería ser una ley moral y de costumbres en
todo el universo. Y a partir de ahí…
- El problema es cuando la discusión va a definir
una práctica y la cuestión queda abierta.
Claro,
no, pero el problema es si eso lo vas a resolver como Obama, tirando una bomba.
“Te llevamos la libertad.” (ruidos de tiros y ametralladoras) Y matás a todas
las mujeres en realidad. Estamos de acuerdo pero ese es uno de los problemas. A
ver, cuando yo lo expongo como muy sintético continental, hay dos problemas que
la filosofía debe hacerse cargo: el capitalismo y el mal. El mal trasciende al
capitalismo. Hubo mal antes del capitalismo y trasciende todas las clases
sociales y no se sabe muy bien a qué se debe. Y el otro problema es el
capitalismo. Si es posible salir de él y cómo. El mundo de Oriente nos
plantearía como un tercer problema.
Ellos viven en otro lado. Nosotros somos marcianos que desembocamos ahí.
No nosotros, perdón… “nosotros” es otro… Nosotros somos unos brasileros que
todavía no nos dimos cuenta (risas)
- ¿Cómo?
Nuestro
destino es ser una provincia de Brasil, que estamos discutiendo si estamos
entre México y Canadá. Mirá cómo se ríen.
- Yo ya te la escuché a esa (risas)
A
ver, volví de la India con esa idea. ¿Qué le importa al mundo? Brasil y México.
Países de más de cien millones de personas. ¿Argentina? ¿Santa Fe? (risas)
¿¡Capital Federal!? San Pablo tiene veinte millones de personas. Es tema de
demografía. Es una época de regiones. ¡Nuestro destino ya está marcado! Pero no
es un destino astrológico, ¡es un destino de cantidad de gente! Entonces la
discusión es que es México si somos el patio trasero y Canadá si somos los
universitarios, los que estamos ahí, hacemos hockey…
- Le vendemos autopartes…
Le
vendemos universidades públicas, libres y gratuitas…
- Claro pero le vendemos autopartes o le vendemos
inmigrantes… ¿Entendés lo que quiero decir?
Exacto,
gente que quiere entrar a San Pablo y se mata para entrar a San Pablo y todo lo
demás. Pero en ese punto también modificó el viaje. Es decir, no nos conoce
nadie. Pero también me llevó a entender esto: el problema del Estado Nación es
un problema del siglo XIX. Cuando discutimos el problema de la nación estamos
discutiendo un problema del siglo XIX. Ya estamos en el siglo XXI. Es un tema
de regiones. Ahí no hay vuelta. No hay vuelta. No claro, no hay vuelta, el
tiempo es terminal… Los deprimí, no quiero deprimirlos, no quiero ser pesimista,
¡por dios! (risas). No quiero ser pesimista, lo que digo es: tenemos una
comunidad y una cantidad de personas que podríamos vivir muy bien. A ver... la
filosofía no puede hacer nada. Y lo que tiene que hacer es… no, me embarré mal.
Pido perdón (risas)
- Hay una pregunta justamente que es: ¿Qué rol
tiene la filosofía en la transformación del mundo?
Ninguno.
Ninguno y me parece que está bien, porque me parece que es uno de los errores…
A ver, me parece que uno de los problemas más graves es el problema de la
vanguardia política. Ese problema ya está planteado en Hegel en la Fenomenología del Espíritu respecto de
los jacobinos y del terror absoluto, o la negatividad absoluta con el problema
del terror… A mí me parece increíble que incluso toda la gente que se dedica a
analizar el pasado reciente no se enfoque en lo que dice Hegel en la negatividad
absoluta. En consecuencia, creer que –de
nuevo, tiene que ver con la concepción de filosofía que uno tenga- la filosofía
o el trabajo intelectual tiene que ser vanguardia de algo, está complicado.
Poder defenderlo sin hacerse cargo de los errores del pasado. Porque si uno se
pone desde un punto de vista marxista más clásico y más básico, es: la praxis
tiene que mandar; no la teoría. Y ese es uno de los fundamentos de la
dialéctica negativa de Adorno. No sé qué hay que hacer, sé lo que no hay que
hacer. Lo que hay que hacer lo va a
marcar la praxis, no la teoría. Entonces en ese punto la filosofía debería
empezarse a pensar como práctica, que es esto de reunirse, discutir,
intercambiar, socializar, restaurar comunidades, sociabilidades, formas de
subjetivación. Pero son prácticas, no solamente teorías ¿se entiende? Entonces
en ese punto pensar a la filosofía, y ahí me pongo bajo la égida del maestro
Husserl en Crisis, es una práctica
teórica. Muchos años antes de que Althusser definiera a la filosofía como una
praxis para la revolución. Es una práctica teórica. Y una práctica teórica es
poder armar comunidad primero, para poder establecer lazos sociales de tipo
epistémico, en el sentido de que nos importa tener teorías del conocimiento,
teorías de la praxis política y también praxis política y praxis de
conocimiento ¿me van siguiendo o me perdí, o los perdí? Perdón, no estoy dando
clases (risas) Entonces en ese punto, hay que seguir trabajando esa distinción
generada, decimonónica, de praxis- teoría chicos. Ustedes están haciendo una
praxis, es una praxis que es discursiva, pero es una praxis, ponen el cuerpo,
me invitan acá, comparten conmigo una cerveza, me dan de comer, me hacen unas
empanadas, es poner el cuerpo.
- Por ese lado también venía la pregunta…
Pero
eso es una transformación en materia discursiva también. Es eso lo que han
logrado y están logrando y me parece que es deber de los mayores apoyarlos en
eso. Es nuestro deber. Porque es lo que queremos. Después nos bancamos los
tomatazos: “¡Chanta! Dejá de repetir lo mismo!” Está bien, qué quieren que haga,
páguenme más, páguenme en dólares si quieren que diga algo nuevo, ¿si? (Risas)
¡Dólares! Me parece que la posibilidad es esa. En ese punto sí me pongo
foucaultiano o deleuziano, es decir, las micro-comunidades es lo que nos puede
salvar, porque tiene que ver con la amistad también. Armar lazos de amistad te
va a asegurar lazos que puedan trascender determinado tipo de cuestiones, salvo
que en un momento las tensiones políticas se pongan muy complicadas y seas
amigo de un sojero, qué se yo (risas). Pero en serio, yo he tenido amigos así
que en esta década nos hemos distanciado y después te volvés a encontrar o no,
dependiendo el proyecto que los unifique o no, o depende de la amistad, del
grado de intensidad de la amistad. Pero estas políticas de la amistad que estoy
defendiendo yo no las tengo desde Derrida, eh, es desde una pura reflexión que
he establecido a partir de mi propia experiencia y con mis amigos. Hay que
hacer comunidad. Porque la filosofía se hace en comunidad, la política se hace
en comunidad, el arte se hace en comunidad; nadie está solo. El sujeto
cartesiano nunca existió. Descartes no era cartesiano. Estaba ahí, con
gobierno, con la guerra, con los curas, con la Reina Cristina; que no era
nuestra reina Cristina…(risas)
- De hecho mandó las Meditaciones a alguien que se las objetara, es decir…
¡Es
el primer publicista! Tiene una noción de publicidad increíble. Hace que las
lean todos y publica las objeciones y la respuesta a las objeciones ¡y se
asegura el mercado editorial con las críticas incorporadas! Es un genio de la
publicidad, no tiene nada que ver con lo que nos han vendido que es el sujeto
cartesiano. El sujeto Descartes no era cartesiano. Lo cual no evita, o no se
tiene que impedir, que uno tenga una visión escéptica sobre las esperanzas.
Porque eso me parece que también es un buen antídoto. Como un maestro mío me
acaba recién de confirmar que es su práctica. Porque el siglo XX terminó mal y
el siglo XXI empezó mal, ¿por qué hay que tener esperanzas? ¿Porque tenemos
amigos? No me jodás. Sí, porque tenemos amigos. Ah bueno, pero entonces tenés
esperanzas chiquitas. Sí, son esperanzas chiquitas; es eso.
- ¿Es lo que nos salva?
Exacto,
pero eso nos viene salvando desde Grecia. Porque la amistad es la solidaridad y
la igualdad, entonces también es una bandera de la revolución francesa. Yo soy
amigo de mis iguales.
- Claro, pero eso es algo que podés comprender
incluso en una charla, no hace falta una bandera enarbolada…es algo mucho más palpable,
no es que lo impone la Razón…
Sí,
pero no estoy de acuerdo en la devaluación que hacés de la razón kantiana en
ese punto. Porque no te olvides que la razón kantiana emerge donde había que
contrarrestar diferencias jerárquicas de naturaleza. Y la razón kantiana es el
primer momento en el cual se dice “Somos todos racionales de la misma
manera”. Otra cosa es cómo llega eso al
tercer mundo después de tres siglos. Pero en el momento en que surge es: somos
todos racionales por naturaleza. Nuestra naturaleza es racional, la tenemos
todos. Y en ese punto soy totalmente kantiano. Pero totalmente kantiano. Lo
cual no quiere decir que uno acepte que luego en la implementación empírica las
diferencias sean irresolubles. Lo cual, me deja en un atolladero, en el cual
estamos todos. Pero yo reconozco de todas maneras que, bueno, criticar a Kant,
no es tan fácil para mí. No te podés poner tan fácil en el lugar nietzscheano
de tirarle piedras. Porque ese tirarle piedras es como los troskos que son
diputados ahora: vos llegaste porque hubo kirchnerismo. Si no hubiese habido
kirchnerismo, vos ni siquiera hubieses podido presentarte a elección. Entonces,
vos tirá piedras, cuando venga la que se viene, te voy a salir a defender yo. Aparecen
demandas por izquierda y por derecha porque hay un espacio que lo habilita…Yo
me hice peronista cuando en la escuela secundaria, ya teniendo preocupaciones
por el otro, me pasan para que lea Apuntes
para la militancia política de John William Cooke y donde las FAR dicen: “nosotros
descubrimos que éramos peronistas. No nos hicimos peronistas”. ¿Por qué? Porque
el proletariado realmente existente era peronista. Y porque el movimiento
histórico llevaba a esto. Esta es una interpretación marxista, década del ’60…
Yo, desde mi historia, me hice peronista leyendo John William Cooke. Yo siempre
fui un infiltrado. El 1 de Julio del ’74 yo me hubiera ido, no me hubieran
echado, me hubiera ido. “Qué pasa, qué pasa general, que está lleno de gorilas
el gobierno popular”. Y una corrección para algo que ustedes editaron. El
instituto de filosofía lo cierra Isabel. No lo cierra la dictadura. Bajo el
rectorado de Celestino Marini, o rectorado o era el Ministro de Educación. Que
al mismo tiempo cierra el instituto de cine, que fue una de las mejores cosas
que tuvo Santa Fe como capital cultural; digamos, en Santa Fe en el instituto
de cine ¡enseñaba guión Saer, chicos! Santa Fe era una capital cultural más
grande que Rosario, que después inventó la nueva canción. Esa es mi inserción
en el peronismo. La otra pregunta es si es posible un peronismo de
izquierda…habrá que ver cuán marxista te ponés y qué hacemos con los amigos
troskos y con la herencia que tenemos de otros lugares de la izquierda. Pero
bueno, como la izquierda siempre parece que viviera en otro planeta, quizás
cuando vengan acá y aprendan a hablar en criollo, qué se yo, vemos. Borrá esto
si querés, me parece que me van a tirar a los troskos a la clase! (risas) Por
favor!
-¿En qué campos puede el discurso filosófico
hablar hoy? Había compañeros que te escucharon decir que la filosofía había
muerto o algo así…
A
ver, la filosofía murió, claro; si murió el arte cómo no va a morir la
filosofía. Lo que pasa es que eso no quiere decir que haya muerto cierta
práctica que viene a posterior. Si yo habré dicho alguna vez que la filosofía
murió, bueno, habré dicho que determinadas nociones murieron y hoy tenemos,
como diría Samuel Cabanchik, y en eso coincido mucho, hoy tenemos filosofías.
Entonces no hay más filosofía, la concepción unívoca, sea de cualquier capilla
religiosa que sea, murió; murió o por lo menos se hizo lo suficientemente
secular como para aceptar que o estás en el ecumenismo filosófico, o aceptás
que no hay más dios de la filosofía. Si todavía tenés una especie de creencia
metafilosófica muy fuerte y querés defender una capilla, vas a decir no, no,
no, Horacio Banega está equivocado, entiende mal que x y/o z son dios. Pero yo
soy ateo, yo soy ateo radical, no creo en ninguna instancia trascendente al
propio discurso y a la propia práctica discursiva que está encarnada en una
forma de vida; y una forma de vida es una práctica social. Entonces lo que
murió es una noción de filosofía. Dada la polivocidad y pluralidad de los
discursos filosóficos y de tipos de discursos filosóficos que tenemos
disponibles, me parece que lo que mejor se puede hacer es aprovechar de todos
lo que mejor le convenga a cada uno y a cada comunidad para llevar a cabo
determinado tipo de objetivo que, para mí, es innegociable, que tiene que ver
con una especie de liberación, que en última instancia se conecta con el
iluminismo. Yo no dejo de ser iluminista/ilustrado en ese punto de creer que el
conocimiento nos hace mejores, y eso sí es como una especie de esperanza mía
que no tiene fundamento racional. Yo creo que eso es muy difícil justificarlo
racionalmente, pero es como mi creencia metafilosófica no fundamentada. En este
punto, ¿para qué va a servir? Va a servir para empezar a revisar tus propias
creencias, tus propias certezas de sentido común y, a partir de ahí, para
empezar a operar sobre los otros discursos imperantes que tienden a ser
hegemónicos y que buscan ser hegemónicos en la realidad social y política y
académica que nos toca vivir. Si hay algo que la dictadura nos dejó, es la frase
de Aldo Rico “la duda es la jactancia de los intelectuales”, estamos de
acuerdo, la duda es lo que nos enseño Descartes que hay que aplicar que es:
dame razones para tus creencias porque no te creo tu afirmación. Y ese sigue un
buen método racional de evaluación de creencias de todo tipo. “Te amo”, no te
creo, “Seguime”, ¿para qué?. “Votame”, ¿por qué?. “Es mejor Kant que Hegel”
¿por qué?, “En el 2015 hay que votar a Binner” ¿por qué?...y así, pedir
argumentos para tus creencias. Entonces ¿eso es una práctica argumentativa? Sí,
la filosofía es una práctica argumentativa, en consecuencia, no es solitaria.
Lacan creo que decía justamente que el perverso tiene una filosofía privada. La
filosofía jamás fue privada, es totalmente pública. Y por supuesto política. Te
dediques al realismo de los mundos posibles de la lógica modal de David Lewis,
te dediques a el tema del tiempo en Husserl en los manuscritos del grupo C, te
dediques a los fragmentos póstumos de Nietzsche sobre la voluntad de poder, te
dediques a la historia de la biología en el s. XIV…cuando usás la palabra tenés
una responsabilidad; y más si ocupas un lugar público como la docencia. Sino
dedicate a otra cosa.
-¿Creés que hay que separar el saber filosófico
del sentido común?
Qué
buena pregunta.
-Igual ahora que la leo me parece ambigua…pero
bueno, ¿qué es lo que te sugiere?
Esa
pregunta lo que pasa es que coloca en crisis mi relación con la rama específica
de la filosofía a la que yo me dedico, que es una especie de análisis del
sentido común; ¿el mundo de la vida qué es sino el sentido común? Pero
justamente lo que le hace falta a la fenomenología es una división crítica,
entonces sí, hace falta separarlo del sentido común. Por otra parte, la
división crítica no implica una aristocracia, que es la respuesta
heideggeriana. La respuesta heideggeriana lo que da al sentido común es que el dasein está caído en el sentido común
entonces no se puede saber que hay que rescatarlo, y se va a poder rescatarlo
cuando se dé cuenta de que es un guerrero dormido. Y esa es una consideración
aristocrática porque se diferencia del todo de la masa. Eso sería una
respuesta, la otra respuesta es la consideración crítica, es: la filosofía se
tienen que separar porque ya está separada, porque desde el inicio, desde Heráclito
que consideraba que la locura era creer que el sentido común era el propio,
porque era logos. Entonces el sentido común es
algo que tiene que ver con el logos, pero del cual la filosofía se ha
ocupado de distanciarse porque lo ha objetivado, y si lo ha objetivado, en
consecuencia, el filósofo o el intelectual tiene una separación respecto por lo
menos de las creencias del sentido común, no de las estructuras del sentido
común. Habría que distinguir ahí lo que son las estructuras del mundo del
sentido común de las creencias del sentido común. Entonces hay una
discontinuidad yo creo. Lo cual no me queda claro que es lo que ustedes creen
que se infiere de ahí o no…
-¿De tu respuesta?
Si,
o de cualquier respuesta posible a esa pregunta. No sé por qué hicieron esa
pregunta. Digo, porque de mi respuesta se pueden inferir algunas consecuencias…
- Sí, creo que son distintas de las que se
pensaron cuando se formuló la pregunta…Me parece que tiene más que ver con cuál
sería la relación, de escisión o cualquier otro tipo de relación, entre el
saber filosófico y el sentido común; cuál sería esa relación.
Hay
a veces una clase de mediación entre el saber filosófico y el sentido común. Así
como desde el punto de vista fenomenológico diríamos que hay una volks-chemistry, una volks-fisics, podríamos preguntarnos sino
habría una volks-philosophy. Que en
el mundo anglosajón, por lo menos en Inglaterra, queda claro que es
Shakespeare, la gente aprende a vivir leyendo Shakespeare, no leyendo
filosofía. Creo que fue Cristina González la que dijo que acá sería el tango
-acá me refiero por Buenos Aires-. Una filosofía del sentido común sería donde
vas a buscar respuestas existenciales. Y en ese punto uno podría estar de
acuerdo con Cristina González en que hay una mediación entre la filosofía
académica o profesional y el mundo del sentido común que sería la filosofía del
sentido común, que es una respuesta a la pregunta por el sentido de la
existencia, no del mundo sino de la propia existencia. Y sería entonces algo
más conectado con filosofías existencialistas. Entonces en ese punto podés
establecer una especie de mediación con el sentido común. Pero ahí sí me voy a
poner entonces más profesional y voy a decir: si vamos a aceptar eso vamos a
aceptar que ciertas comparaciones fenomenológicas sobre la química del sentido
común, la física del sentido común también serían mediaciones entre una
elaboración filosófica fenomenológica y el saber del sentido común. Cuando vos
cocinás, estás haciendo química, sin saberlo. Cuando vos cruzás la calle estás
estableciendo alguna especie de cálculo intuitivo para saber que no te va a
chocar el auto; y esto no es falso. Para la consideración idiota, positivista
sería falso. Pero para una consideración fenomenológica de reconstrucción del
saber del sentido común conectado con el saber científico no es falso, sino que
hay que elaborar las relaciones que se establecen entre el conocimiento
práctico y el conocimiento científico y filosófico. Esto sería otra respuesta
posible que atañe directamente a la pregunta por el sentido de la existencia.
La tercera posibilidad…
- La tercera posibilidad podría ser esto que vos
decís de hacer una obra filosófica para un cierto público…digo, tal vez. Estoy
pensando sentidos de la pregunta.
Lo
que pasa que al que se le ocurrió la pregunta, es una pregunta para mí, por lo
que me dedico. Esa pregunta puede ser todo un largo trabajo, un proyecto de
investigación. Porque para mí está mediado por el conocimiento científico. No
hay un saber filosófico independiente del conocimiento científico, del
conocimiento político, del conocimiento estético. Yo no sé qué quieren decir
ustedes cuando hablan de saber filosófico, no sé de qué están hablando; si
hablan del conocimiento de la historia de la filosofía o de qué…¿se entiende?
- Nosotros en realidad pensamos la pregunta con un
sentido muy genérico de filosofía…
Está
bien, pero aparte de eso, me pega en mi corazón. La ciencia contemporánea tiene
que dar cuenta de ese conocimiento práctico sin reducirlo; no puede decir la
ciencia contemporánea que hacemos geometría mala, al contrario imbécil, hacemos
una geometría tan buena que la podés formalizar con topología, no con
idioteces. Tenés que tener mucha matemática para formalizar el pensamiento del
sentido común y el conocimiento del sentido común, mucha matemática hace falta,
no idioteces. Esto por favor edítenlo, porque ahí me enojé con otros.
- ¿Creés que hay buenas y malas maneras de
practicar la filosofía?
Me
reconcilian con la actividad también con esto, eh, en serio chicos…
-Te sanamos…(risas)
Producen
una especie de sanación…pero esto se lo han dicho todos supongo, o algo
parecido.
-No
Ah
pero han entrevistado estrellas, no decadentes como yo (risas)
-Ángeles caídos no (risas)
Volviendo…sí,
yo creo que sí, hay maneras buenas y maneras malas.
- ¿Cuáles serían?
Es
muy difícil decir esto sin traer ejemplos a mano y en ese punto es muy
complicado porque yo soy polémico en términos generales pero no quiero…conozco
gente que me odia y yo no creo que haya hecho mal a esas personas directamente,
sino por haber tomado posiciones políticas en algún momento. Entonces la cosa
está complicada ahí, hablar de los colegas, porque uno siempre va a pensar en
colegas que conoció, que fueron maestros, o que los está viendo, entonces ¿cómo
hablar de una manera que sea lo más general posible y sin que cualquiera que
lea esto se sienta identificado? Está muy complicado.
-Tomanos a nosotros y decinos cómo seríamos
buenos en la disciplina, y practicando qué seríamos malos.
Vamos
a hablar de lo que habría que hacer, y a partir de ahí, ustedes infieran lo que
no. En algunos lados, quizás yo hago las cosas mal respecto de mi propio
criterio, pero en particular hay que entender, me parece, que cuando uno da
clases…a ver, vamos a distinguir la cuestión: podés dar clases e investigar.
¿De qué quieren que hable?
- Si podrías decir algo breve de las dos
estaría bueno porque los lectores son diversos.
Me
parece que es muy difícil dar clases si no te gusta dar clases, y me parece que
es muy importante que si no te gusta dar clases, te des cuenta inmediatamente.
En segundo lugar, me parece que es muy difícil dar clases de algo que no te
gusta, por más que te guste dar clases, entonces ahí la negociación es mucho
más dura por toda una serie de cuestiones que ustedes ya las conocen…hay que
poder negociar permanentemente para poder dar lo que te gusta, con lo que no te
gusta, de la manera que te gusta. La manera que te gusta debería hacer que
despiertes algo en los que te escuchan, con lo cual hace falta entonces una
performance, no solamente cuánto sabés, sino la manera en que podés el cuerpo
para enseñarlo. Y en ese punto entonces hace falta cualidades que no son
necesariamente filosóficas, sino docentes, que tiene que ver entonces con el
estar dispuesto a escuchar y a hablar frente a los otros; al intercambio. En
tercer lugar, tenés que estar dispuesto a enseñar y dar cosas que quizás no le
interesan a todos y de qué manera entonces se las va a disfrazar para
mostrarles y que se den cuenta, como Sócrates, que les interesaban. Esto es
mucho más cínico, porque a todos nos gustaría enseñarle filosofía a la gente
que quiere estudiar filosofía, que quiere aprender filosofía. Pero generalmente
uno le tiene que enseñar quizás lógica a los nietzscheanos o Nietzsche a los
lógicos, y entonces también está la permanente negociación con qué hacer con el
público. Y cómo mostrarle al público que cualquiera de estas cuestiones –el
problema del cuantificador universal, el problema de si la voluntad de poder
lleva a Heidegger y a Hitler, el problema de si Rawls nos deja anclados en el
radicalismo de De la Rúa, el problema de si el kirchnerismo tiene que ver con
Laclau, y Laclau tiene que ver con Schmitt, entonces confirmaría todas las
hipótesis radicales de que el peronismo siempre fue nazi, cómo puede ser
posible entonces reconciliar Schmitt con Marx y si eso sería el kirchnerismo-
anclar de alguna manera eso abstracto en su eficacia práctica en la propia vida
de aquel que se lo estás dando. Estoy hablando simplemente de gente que le
interesa algo de lo que vas a decir. Si te toca dar filosofía para gente que no le interesa nada,
lo mejor es: te tomás un Rivotril, te fumás un porro, o cambiás de trabajo. Me
parece que hay algo del destino del que se dedicó a estudiar filosofía que es
como el del poeta: si no hay demanda de poesía, te vas a poner a escribir prosa
y no te va a salir bien. Entonces en ese punto hay que asumir las consecuencias
de la decisión propia; podrías haber hecho otra cosa. Eso respecto de la
docencia. Ni hablo de la escuela secundaria porque insisto en que la escuela secundaria amerita una
revisión absoluta y radical que nadie está dispuesto a llevar a cabo en este
país en la situación en la que estamos, y no sé cuándo, porque lo que se destruyó
en los noventa no se reconstruyó ni se va a reconstruir hasta no sé cuándo. Lo
que se destruye en una década, no se reconstruye en una década, eh. Pero no me
pongo kirchnerista, es un problema de política pública, de qué se hace con el
estado…
-De sociología
De
sociología y de datos reales. En diez años podés destruir todo un aparato
estatal, que en realidad terminás de destruir lo que se viene destruyendo de
veinte años atrás, y te lleva un siglo reconstruirlo. Tenemos la tasa de
alfabetización comparable a Cuba. Hoy, nadie quiere saberlo; nadie se quiere
enterar de esto. Entonces hay cuestiones que tienen que ver con la educación y
filosofía que, chicos, hace falta una discusión más amplia sobre el papel de la
educación primeria y el papel de la educación secundaria. Pero ello con toda la
cultura; también en el teatro cuando se discute el público del teatro…Formemos
lectores, ¿y qué hacés para formar lectores? Te ocupás de los maestros, y a los
maestros hay que pagarles bien, no hay otra solución. ¿Cómo se reformula la
educación primaria en Finlandia e Irlanda? Les propusieron un sueldo de un
docente de dedicación exclusiva en la universidad, que se formen con un
posgrado y que estudien. Tenés el problema de qué hacés con los más viejos que
ya no quieren estudiar; y bueno, los jubilás y listo, o algo por el estilo.
Pero tenemos que fortalecer, y eso es claro, la educación primaria, con muy
buenos sueldos para los maestros, con respeto de sus derechos básicos, para
poder así exigirles. ¿Están de acuerdo en esto?
- Sí, claro
Sino
no formas lectores. Les podés exigir formación si les pagás bien, pero no les
podés exigir un doctorado o una maestría si no les pagás bien.
- Pero seguramente vos también estarás de
acuerdo en que también está la cuestión de la vida cotidiana de los educandos,
su familia, su cultura, que esa es otra pata del problema…
Tenés
razón, a eso me refiero. A esos maestros les tenés que pagar el doble que lo
que les pagás a los que trabajan con chicos de clase media. A los maestros que
trabajan con chicos en población de riesgo, que les tienen que dar de comer, y
aparte enseñarle matemática, teoría de conjuntos y la lengua castellana, les
pagás el doble. Es la única manera que tenés de asegurarte que vas a generar un
mercado de lectores, una población de lectores, una población de ciudadanos.
- Pero esos chicos, salen de la escuela, vuelven
al infierno por decirlo así…
Pero
no los podés adoptar a todos.
- Pero tenés que cambiar la otra parte
también…
Perfecto.
No hablamos de revolución... es una palabra que yo no uso…Porque vi Hegel. Y es
uno de los problemas si querés filosóficos más importantes. Cómo imaginar lo
nuevo a partir de lo que hay. Si ya Hegel demostró que lo que hicieron los
jacobinos fue “como con todo esto no puedo armar nada nuevo, los mato a todos”.
Y al matarlos a todos, que es la negatividad absoluta, y considerarme por
afuera de lo universal, por la mediación que hago con ellos, el universal me
cae al matarlos. La posibilidad de la utopía o de cómo imagino una sociedad
radicalmente distinta, que eso sería la re-volución, es uno de los problemas
que está atado cuando tan sintéticamente dije que había dos problemas
filosóficos importantes, creo, en el fondo. Uno, el capitalismo, que es: cómo
salimos de él. Y entonces la pregunta siguiente es cómo es posible formular una
teoría sociológica y política de otra sociedad a partir de esto que somos, que
es el capitalismo en todas sus múltiples variaciones. Y el otro problema es el del
mal, que tiene componentes teológicos, o no, qué se yo. Entonces, llevándolo
por ese lado y en esta deriva con el problema de la educación y de la filosofía,
yo puedo partir de un punto de vista más peronista de trabajar sobre lo que hay
y apuntar a fortalecer la positividad de lo que hay… teniendo en cuenta que si
sos maestra o maestro y estás cuatro u ocho horas con niños en esta sociedad,
en este momento, vos merecés mucha plata. Porque es un imbécil y un cínico el
que dice que no, simplemente hay que ponerlo en el lugar, bueno venite y
quedate acá cuatro horas con estos chicos y listo. A partir de ahí entonces
empiezan todos estos problemas de en qué sociedad vivimos, cómo hacemos para
vivir juntos, qué sociedad queremos, cómo formamos y qué papel nos toca a
nosotros. Por eso estoy insistiendo con el tema del papel de la vanguardia en
Hegel. Hay que aprender de ahí para decir: a mí no me toca ningún papel
distinto al que le toca al almacenero, al director de escuela, al taxista, al
resto de los ciudadanos. Me toca el papel simplemente de tener en claro cuáles
son las inferencias que se pueden sacar a partir de cada posición. Eso sí le
exijo al que estudia filosofía y al que es filósofo. Si vos te hacés anarquista,
vos tenés que ser consciente de todo lo que se infiere. O si te hacés
deleuziano, tenés que ser consciente de las consecuencias que se infieren. O si
te hacés nietzscheano, tenés que hacerte consciente de todas las inferencias
que se desprenden. A partir de ahí, hacete cargo. Yo me hago cargo, creo, de
las inferencias que se sacan a partir de mis posiciones. Creo. Por eso lo estoy
llevando al punto de decir, bueno: el problema entonces es cómo imaginamos una
sociedad distinta a la que hay. Con qué derecho epistémico y ontológico. No
solamente político. Porque, no me quiero poner romántico, pero obviamente la
pregunta es por qué los dominados no rompen todo y siguen siendo dominados. Si
todas sus familias y todas sus generaciones van a seguir siendo dominadas…
durante generaciones. ¿Por qué la Villa 31 no sale y quema el Sheraton? Y el
Hilton. Y no nos transformamos ya directamente en lo que George Romero plantea,
en Los muertos vivientes. Porque la
dominación sigue teniendo efecto, porque el capitalismo sigue teniendo efecto,
porque nadie quiere o parecería que nadie quiere que haya una sociedad más
igualitaria sino que todos queremos ser los ricos. La subjetividad capitalista
es hermosa. Todos queremos ser los más ricos. Nadie quiere compartir con los
más pobres. Pero eso ya está planteado por John Rawls. Con lo cual hace falta
estudiar mucho más filosofía política analítica anglosajona, chicos. Para
entender mejor ciertos problemas y para entender el cálculo que uno puede hacer
para decir: A ver, ¿estamos dispuestos todos a que nunca más compremos libros y
que todos comamos arroz? ¡Levante la mano quién está dispuesto, sí o no! …
¡Yo!... Ah ustedes no, ah, bueno.
- Sí, también esa pregunta jamás se plantea en
serio desde un lugar de poder… alguien que te pueda interpelar.
Pero
me parece que esa pregunta la podemos hacer entre nosotros.
- Aunque,
¿quién va a plantear esa pregunta? Te cuelgan. Y no esa, cualquiera: si podés o
no podés comprar dólares para viajar al exterior, te cuelgan.
Por
eso. Y ¿a dónde te querés ir de vacaciones? ¿Al exterior? Pero esa es una
pregunta de la pequeña burguesía. ¿A quién mierda le importa el dólar? No tengo
repuestos para mi laptop ¿Y eso es un problema de quién? Es al revés, justamente. Vos decís: “te cuelgan”. No,
nadie te cuelga: a nadie le importa eso, es lo que está diciendo el gobierno.
El gobierno está avanzando justamente planteando estas cuestiones pero nadie
quiere tomarlas y bueno, estamos en un momento de decadencia. Después de tantos
años, está bien, quieren ver otra cara. No importa, no quiero ponerme tan
partidario. Lo que quiero decir es que la cuestión es qué tipo de sociedad
estamos dispuestos a bancar para que sea más igualitaria. Eso es un punto muy
lejos respecto de qué hay que hacer con la educación y qué con la filosofía.
Pero a mí me sirvió la filosofía para llegar a estas cuestiones. Y para poder
discutirlas con ustedes. Desde un punto de vista más real. Porque el problema
que tiene la filosofía es que por ahí nos abstraemos en discutir Rawls, y ¡no,
no me importa discutir Rawls! Me importa discutir la mediación; para qué me
sirve John Rawls para entender el problema si es posible una sociedad
igualitaria como la que plantea el marxismo. Y ahí entender algo de John
Elster, Making sense of Marx. ¿Es posible lo que plantea Marx
en La ideología alemana: a la mañana soy pescador, a la tarde soy granjero, a
la noche soy intelectual? Dado el cálculo económico de lo que cuesta formar
cada una de las tres profesiones, es imposible. Dado el estado de la naturaleza,
es imposible que todos en el mundo vivamos como la población ABC 1 del mundo
desarrollado. Dado el estado de los recursos naturales, no se va a poder,
entonces chicos, a ver… Breaking Bad
plantea un grave problema en el seno del capitalismo que es Estados Unidos ¿Por
qué no vendemos merca? Mañana me muero… es un problema de Ibsen también, eh.
Arranca Breaking Bad con Casa de muñecas: “Lo hago por mi
familia”. Tengo un saber técnico increíble, fabrico la mejor metanfetamina en
todo México. Si le cuento a mi mujer que está embarazada esperando mi próximo
hijo, la hago cómplice. No la hago cómplice, pero me termino transformando,
porque tengo cáncer y me voy a morir en cualquier momento, en el mejor
fabricante de metanfetamina de México. Y no tengo problema en matar. El
quilombo demagogo tiene que ver con eso, matarse o no matarse. “No, no mato”.
Bueno, ¿vendo merca o no? “A adolescentes no”…Hay un punto en el cual las
series americanas han avanzado tanto en el problema del sentido, incluso con
conocimiento filosófico… cuando está el protagonista de Breaking Bad fabricando droga para el traficante más importante y
le ponen otro químico y le preguntan “¿y vos por qué estás acá?” y responde “porque
soy libertariano”. ¿Quién que no haya estudiado filosofía política analítica
anglosajona entiende esa línea? ¿Ustedes saben lo que es un libertariano?
Nozick. Hay que ofrecerle al público lo que el público quiere.
-Neoliberales…
No
no no: neolockeanos. Porque los neoliberales pueden ser rawlsianos.
Liberalistas igualitarios. Estos piensan que el público tiene que tener todo lo
que quiera. Y el Estado tiene que estar
para arreglar las carreteras y hacer cumplir los contratos. Los guionistas
americanos utilizan ese término, con lo cual quiere decir que en las series
americanas está apareciendo un nivel de condensación filosófica y de formación
filosófica en los propios guionistas, desde Lost,
que ya saben eran John Locke, Rousseau, Bakunin…
- Deben tener en el equipo de guionistas un tipo
que…
Es
imposible. Es imposible eso que decís porque no lo pueden pasar a acción. Lo
pasan a acción, quiere decir, lo meten en la situación dramática. “Yo soy
libertariano, por eso fabrico la mejor metanfetamina para que la gente la
tenga”. Si la gente quiere consumir yo le tengo que dar. Hay un filósofo
marxista de la cultura que a mí me gusta mucho hace muy poco que es Fredric
Jameson. Y que en 2004 planteaba lo siguiente: ya todos sabemos que el dinero
es lo que vale. Y que nos vamos a morir; porque Heidegger nos enseñó eso. ¿Qué
tenemos que hacer? Y tenía una esperanza en América Latina, en el 2004. No sé
qué diría ahora, ¿sí? La experiencia de América Latina obviamente, no sólo tuvo
a Laclau y Chantal Mouffe, la tuvo también Fredric Jameson. Había una
posibilidad de que el mundo desarrollado termine de entender que el populismo
no era lo que ellos creían que era el
populismo. Hoy no sé qué dirían, ojo. Pero dado esto: ése es nuestro papel. El
capitalismo gobierna en todo el mundo y es lo único universal y el dinero es lo
que mide todo ¡Y nos vamos a morir! Ya lo sabemos. Chicos: ¿qué hacemos?
- ¿Considerás que hay obras filosóficas que
serían imprescindibles para toda persona, que no deberían faltar en su
biblioteca?
Guau.
- Pero para un lego, para alguien que pudiera
entenderla en su complejidad.
Me
parece que lo mejor que puede hacer el lego es leer Borges. En Argentina. Me
parece que el mejor acercamiento es la literatura. Sigue siendo el mayor lugar
de experimentación que hemos tenido en lengua española. En Argentina por lo
menos.
-¿Y cuando decís Borges pensás en algo particular
de su literatura?
En
toda su literatura. Hay algo increíble con Borges que es que utilizó la
filosofía anglosajona para hacer literatura y la filosofía francesa la utiliza
para hacer filosofía. Lee Russell, conoce la discusión entre Quine, escribe un
cuento sobre Quain, así, “Quain”,
tiene en su biblioteca un libro que edita un curso de análisis matemático que
lo leés y entendés análisis y álgebra
matemático de una manera intuitiva, y no tan intuitiva, pero lo
entendés, conocía a Cantor… El Aleph
es Cantor, las paradojas de Zenón las utiliza para hacer literatura. Hace
literatura a partir de la filosofía anglosajona. Y luego cuando Foucault
utiliza El idioma analítico de John
Wilkins… hay una increíble relación ahí de conexión entre la filosofía
posmoderna y la filosofía anglosajona. Todo Derrida está en Borges. La
biblioteca de Borges es el hiper link de Glosa
de Saer.
- ¿Y obras imprescindibles para los que se
dedican a la filosofía?
Borges.
Me parece que el filósofo argentino… el filósofo en general, tiene un resumen
de la cultura bastante complicada. Por la especialización. Me parece que tiene
que leer Borges, tiene que leer Roberto Arlt, tiene que leer Saer… tiene que
leer Scott Fitzgerald, tiene que leer Hemingway, que son los escritores
favoritos de Deleuze. Tiene que leer D. H. Lawrence, Di Benedetto… tiene que
leer poesía, en particular la poesía que aparece con el barroco y el
neobarroco…Me parece que el filósofo… Me colocan con esta pregunta en una
especie de posición rara, chicos. Tiene que ver con algo que dije antes y con
lo que los convoca a ustedes a convocarme. Yo estoy en una posición de
intersección. Porque si ustedes fueran escritores, los mandaría a leer
filósofos. Bueno pongamos ese caso: ¿de filosofía, qué? Los cínicos. La Apología de Sócrates. Y si te dedicás
profesionalmente ya la pregunta es distinta. Volviendo a pensar el objetivo de
este encuentro y demás, y lo que a ustedes me parece que los está preocupando…
que es: ¿cuál es la conexión de todo esto con los otros, que no hacen
filosofía? Y que no son cientistas sociales, científicos, sino: la ciudad. Yo
enmarcaría el proyecto de ustedes en la pregunta: ¿cómo hacemos para conectar
esto con la ciudad? No con la plaza pública, que sería un problema griego, sino
con la ciudad, que es un problema totalmente moderno; kantiano. Y entonces
posmoderno. Los libros de filósofos que son para legos, no son de filósofos.
Hay que encontrar los filosofemas incrustados en la literatura y en el arte. O
en la política. Si ustedes me preguntaran ¿cuál es tu libro de filosofía
favorito? En busca del tiempo perdido,
que son siete tomos. El sonido y la furia.
¿Y ninguno de Husserl? Sí, el Curso de
Lógica de 1896. (risas) Pero entonces me pueden preguntar ¿Y por qué te
dedicás a la filosofía? Porque no me animé a dedicarme a la literatura. O bueno
en realidad, como Piglia dijo que se dedicaba a la historia porque amaba la
literatura, yo digo bueno, porque amo la historia y la literatura me dedico a
la filosofía. No es que me crea Piglia
(risas). Aparte Piglia a los 40 años escribió Respiración artificial y yo a los 40 años no sé qué hice, y a los
50 tampoco (risas). No, bueno, yo soy un clown…
-Diletante
(risas)
Yo
soy un clown diletante (risas) Pero
es que tiene que ver con el humor. “El humor es la cosa más seria” dijo Stan
Laurel a Jerry Lewis. Y el humor es un problema de la inteligencia. No hay
humor si no hay inteligencia. Borges es el gran humorista. Quiero decir, no sé
qué libro de filosofía pondría en la biblioteca de alguien que sepa de
filosofía, no. Hay filosofías, en todo caso y eso va por la literatura. Que es
el aprendizaje filosófico que hemos hecho todos los que nos entregamos a la
filosofía por el humanismo. Los ensayos de Montaigne, pero yo no lo leí, así
que no se los puedo recomendar a alguien todavía (risas). Pero, por ejemplo, yo
leo Samuel Becket, pero eso es ya una lectura de tercer orden, sabiendo que ahí
están las Meditaciones Metafísicas de
Descartes. Y por otro lado hay un montón de escritura literaria en la
filosofía, y esto se sabía antes de Derrida con la Gramatología. Nada más que Derrida hizo su negocio a partir de ahí,
está perfecto.
- ¿Su negocio?
Cobraba
las conferencias diez mil dólares. ¿Sabían eso? ¿Diez mil dólares cuánta plata
es hoy? Como ciento cincuenta mil pesos. ¿Cómo te vendrían? ¡Chicos! Si sos un star
de la filosofía cobrás, bueno Derrida enseñó que hay una filosofía para el
mercado. Hay que entenderlo. La pregunta es por qué hacer de eso una filosofía
en la universidad.
- ¿Y qué libros o autores te influyeron a vos,
intelectualmente?
La filosofía y el espejo de la naturaleza, de Richard Rorty. Las clases y los escritos de
Roberto Walton; Walton es el que me
enseñó que se podía hacer un Husserl…entendible. De que había un Husserl
entendible e inteligible. Incluso un Heidegger inteligible.
- ¿Algo de la sociología?
Pierre
Bourdieu. Erving Goffman. La presentación de la persona en la vida
cotidiana a mí me reconcilió conmigo, también. Allí Goffman muestra que hay
una dramaturgia presente en toda vida social. Brecht y el método, de Fredric Jameson, es un libro que me
apasionó, porque ahí entendí que hay un trabajo enorme para hacer todavía con
el marxismo y con Bertolt Brecht, con Deleuze y Diferencia y repetición, y con la lógica de Hegel y con el problema
del capitalismo. Me apasionó ese libro. Intenté irme a estudiar con Jameson, en
los últimos tres años fue esto, él ya estaba jubilado. Dije: “yo quiero
estudiar con Jameson Brecht y marxismo”, donde esté, en Estados Unidos. Y
obviamente algo tiene que ver con mi carrera y la cuestión profesional que es
el reformateo que hacen desde los ochenta Barry Smith, Peter Simons y Kevin
Mulligan de la distinción analítico-continental. En la que yo entro por Richard
Rorty y por mis amistades, pero que, cuando empiezo a enterarme de lo que
estaban haciendo, me empiezan a mostrar que hay otra manera de entender la
división analítico-continental y que el mundo no es tan blanco-negro, sino que
hay tantos matices. Entonces la historia de la filosofía contemporánea debería
leerse de una manera muy distinta y en ese punto, son estos trabajos de esos
tres los que me ayudan a apoyarme en una especie de intuición que yo empezaba a
tener a partir de ciertos trabajos de Diana Maffía, en la conexión de Frege con
Husserl y de cosas por el estilo. Por otra parte, Deleuze a mí siempre me ha
acompañado en la creación poética, artística. El Anti-Edipo sigue siendo un texto enorme, si uno lo pudiera
comprender.
- ¿Y qué dirías de esas influencias?
Volviendo
a las condiciones que planteaban antes, animarse a enfrentarse a la tradición
establecida, me parece que sería una de las condiciones de la investigación que
habría que establecer, dadas las condiciones que tenemos, que no somos una
academia ni alemana ni danesa ni anglosajona ni yankee. Que hay suficiente
libertad todavía para poder establecer fuertemente tradiciones de investigación
que alteren un poco la tradición recibida, respecto incluso de las tradiciones
europeas. Y establecer patrones o tendencias de análisis histórico-filosóficas
y sistemáticas sobre esas cuestiones.
- Eso está por hacerse todavía.
Sí,
pero se está haciendo ya. Lo tienen a Fabián Mié, a Fernando Bahr, se está
haciendo acá, en Santa Fe. Lo tienen a Manuel Berrón, a Adriana Gonzalo.
- ¿Eso no sería una especie de historicismo de la
filosofía?
Si
hacés historia de la filosofía sí, pero me refiero a hacer variaciones propias
sobre lo que ya se dice.
- ¿Y decir otra cosa?
Lo
están diciendo. Pero si hacés historia de la filosofía estás condenado a
trabajar con eso.
- ¿Y saliendo de la historia de la filosofía?
-
Está bien, pero me parece que por ejemplo Adriana Gonzalo está diciendo otras
cosas sobre la filosofía de las ciencias. Ustedes tienen una muy buena
facultad, como también lo es la de la UBA y la de Rosario. Porque es gente que
está muy bien formada. Y nos formamos muy bien simplemente por una cuestión de
competencia, porque hay pocos lugares y es lo mismo que están haciendo ustedes.
Y los que estamos en filosofía continental europea todavía tenemos que manejar
más idiomas, en comparación por ejemplo con la filosofía analítica. Es
simplemente algo descriptivo, si te dedicás a filosofía antigua tenés que leer
griego, latín, italiano, francés, alemán, castellano y algún otro idioma.
- ¿Cuáles son las diferencias que encontrás en la
formación de las facultades que has transitado?
Yo
creo que hay que tomar eso que dicen en los centros de estudiantes que es que
las facultades son de los alumnos. Y entonces defendiendo el interés de los
alumnos se logran modificaciones. Porque más allá de la presión que ejerzan
sobre el plan de estudios, el tema es qué interés tienen y qué forma de
organización tienen para ejercer presión de otro orden sobre la currícula que
se da. El poder es de ustedes, ustedes tienen que ver cómo ejercerlo. Entonces,
las diferencias tienen que ver con locaciones, con circulación cultural y temas
de moda que están en los distintos lugares. La pregunta es: ustedes, en Santa
Fe, ¿para qué tienen esta facultad? ¿Y para qué creen ustedes que les sirve? ¿Y
qué tipo de polo de investigación quieren hacer acá? ¿Respecto de qué, de qué
otras facultades? Porque yo en un
momento pensaba también que una especie de planificación estalinista diría: si
tenemos tres facultades en la región, cada una se tiene que dedicar a un tipo
distinto de filosofía. No pueden estar todos en lo mismo, porque eso ya existe
en universos que no son estalinistas como el capitalismo, ultra desarrollado.
Vos no enseñás cualquier cosa en cualquier facultad, vos tenés que enseñar en
la facultad que te contrató, lógica y al día siguiente Nietzsche. ¿Ustedes
saben eso o no?
- Bueno, depende.
- En este mundo tampoco.
En
este mundo si tenés 30 años y un promedio de 8 para arriba, que supuestamente
en nuestras carreras es lo mínimo, y tenés un director que tiene un doctorado
hecho, que tiene un par de textos publicados en la última década…
- Volvemos a la política y a la práctica y con
esto terminamos. ¿Observás influencias de ideas filosóficas en la política
partidaria actual de la Argentina?
Sí,
y no me gusta nada. El tema de la influencia de Carl Schmitt vía Laclau en el
kirchnerismo me parece que ha sido bastante complicado porque no se han
evaluado las consecuencias. Pero eso también ya estuvo presente antes…pero
bueno, ameritaría otra entrevista tan extensa como ésta.
-¿Cómo ves vos el debate político que se da entre los intelectuales que defienden diferentes proyectos políticos en los medios de comunicación?
Parece que era un debate necesario. Si tenemos en cuenta la historia reciente, era necesario que la comunidad intelectual explicitara sus adhesiones generales.
-En vistas a las elecciones de 2015, y teniendo en cuenta los candidatos mejor posicionados ¿cuál es el panorama social y económico que ves venir?
No soy mago, ni astrónomo. Teniendo en cuenta algunas variables macro, se puede decir que habrá que cuidar mucho lo conseguido hasta acá y comenzar a pensar cuándo se podrá profundizar el cambio en la redistribución del ingreso, los derechos humanos, y la situación social en general. Parecería que se está discutiendo soterradamente, cuántos habitantes se van a arrojar bajo la línea de pobreza, y habrá que estar muy atentos para tomar parte en la discusión, diciendo: ninguno, sino al contrario.
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